martes, 1 de mayo de 2012

LA DESTRUCCIÓN DE SODOMA


En la Biblia leemos  que cuatro ciudades fueron destruidas por encontrarse en ellas pecados muy odiados por Dios, entre los cuales prevalecían las prácticas homosexuales. Esas ciudades eran Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboín, y probablemente una quinta, Zoar.  Eran tan frecuentes esas aberraciones sexuales, que los varones de la ciudad se reunieron frente a la casa de Lot, y forcejaron con éste, pues se sentían con el derecho de tener relaciones homosexuales con los ángeles que visitaban el hogar de Lot. Éste,  junto con su familia, es sacado de Sodoma por Dios, dándole apenas el tiempo necesario antes de destruir a la ciudad, junto con sus moradores.  

Llama poderosamente la atención el leer que esa gente decía tener  el derecho de violentar a los ángeles, para cometer ese acto ruin, degradante  y deplorable. Y nos recuerda el derecho que dicen tener los homosexuales de nuestros días, que juzgan de retrógrados y desactualizados a todos aquellos que nos oponemos a aceptar como correctas y aceptables sus actividades sexuales patológicas.  Al pretender imponernos una familia alternativa, la suya, están atentando contra los mismos factores que le dan estabilidad y fortaleza a la base de la sociedad mexicana, tan centrada en la familia como la llave que le da formación y estabilidad al individuo.  Y al querer imponernos como alternativa a la educación del niño, la adopción de bebés por parejas homosexuales, quieren imponer como socialmente aceptable  que dos seres con graves problemas morales y sociales  puedan tener acceso sin restricción a una mente virgen, para educarlo dentro de su inmoralidad absoluta. Leemos de casos de niños en éstos senos malvados, que cuando cumplen menos de cinco años ya atentan violentamente contra sus genitales, y que antes de los diez años ya “les piden a sus padres” que su sistema reproductor sea mutilado quirúrgicamente, para “adquirir” el que su mente, ya enferma, les dice que debieran tener. ¿De donde adquieren esa inconformidad entre su realidad fisiológica y su deseo sexual? Hablo de niños menores de diez años. La realidad es que el mal ya lo adquirieron, al ver las aberraciones existentes entre sus “padres”.

No pretendo en ninguna forma satanizar a los homosexuales. Cristo nos enseñó a amar a los pecadores, a llamarlos  a  una nueva  oportunidad de  arrepentimiento y de su conversión a Cristo; nos enseñó  a amar siempre a los pecadores, pero a odiar y rechazar al pecado.

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